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Spiritualized - Songs in A&E

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Spiritualized Oh my baby, oh my baby, oh why?, oh why?

¿Alguien lo reconoce? Pues es esa canción en la que Blur trataban de hacer gospel y que deberían haber cortado al segundo minuto, en vez de haberla dejado alargarse ad nauseam. Jason Pierce lleva en un bucle parecido desde hace ya demasiados años. Once, para ser exactos. Desde que le partieron el corazón y la música tomó forma de drogas medicinales. Porque ya sabemos que, con él, las drogas tenían forma de drogas lúdicas desde que Spacemen 3 hacían música para tomar drogas para hacer música para tomar drogas para hacer…

Y diréis: ya se podía buscar un sinónimo de la dichosa palabrita y no poner drogas veinte veces en un mismo párrafo. Pues no, no lo voy a hacer hasta que Jason salga también de esa empanada mental que le dura ya más de lo necesario y que le obliga dedicar discos y discos a las plegarias a un dios del que quiere que contemple su alma ardiente. Hala. Tal que así, con esta frase que yo acabo de decir, Jason se hace 50 discos más. Soul. Heart. Fire. Love.

Problema número uno con Spiritualized: todas sus canciones parecen ahora trucos baratos por culpa del desgaste al que Jason las ha sometido. Desde 1997, lo suyo ha sido una búsqueda de lo que hizo tan especial a Ladies & Gentlemen, We Are Floating In Space, pero en vez de llegar al núcleo del asunto, buscando solo en la epidermis.

Problema número dos: Visto lo visto, Jason tiene muy difícil que su pasado no le persiga. Por lo menos, Sonic Boom se perdió en la galaxia buscando un nuevo sonido. No, tampoco lo ha encontrado, pero al menos lo suyo resulta revelador de la principal debilidad de los artistas: lograda la cumbre, ¿qué queda luego, cómo se sigue? La huida hacia adelante de Sonic Boom le ha llevado por música obtusas y experimentos vacuos, pero, al menos, se le ve con intención de coger las riendas de ese toro salvaje que es la inspiración.

Pero, ¿y Jason, qué? Pues el tío buscó y buscó y tardó menos en encontrar otro gran disco. Pero desde entonces, desde 1997, lo suyo cada vez pinta más agotado. Si Amazing Grace daba esperanzas (más rock desbocado, menos inteligencia a los mandos) y la gira acústica en la que Jason Pierce ha estado metido desde entonces permití vislumbrar otro camino paralelo a los discos de la banda, Songs in A&E borra de un plumazo cualquier optimismo. El disco salvando un par de honrosas excepciones es un nuevo recorrido por otras canciones de Spiritualized, pero con menos gracias. Si casi parece un recopilatorio fatalmente elegido.

Pero lo peor de todo es ver cómo apenas hay un par de momentos dignos de mención, cuando hasta en sus discos más mediocres Spiritualized se habían caracterizado por no dejarte nunca sin carne que echarte a la boca. Si obviamos la juguetona (aunque alargadísima) Baby I´m Just a Fool y la intachable Death Take Your Fiddle (los pelos de punta cada vez que la oigo), lo demás roza o entre de lleno en el sopor, por no hablar de las supuestas tormentas eléctricas, con tanta fuerza como una cerveza caliente.

En serio, Jason, deja las drogas. Vete a la iglesia y termina de reconciliarte con Dios o rompe del todo con él. Date un garbeo, escucha unos cuantos discos, vuelve a tu casa y ponte a hacer canciones sin las palabras que tú ya sabes y las progresiones que el resto también sabemos. Líbranos del mal, señor (Pierce).


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